FAE e ITCL advierten de la «importante» pérdida de población y de talento

En 2015, un 2,68% de los burgaleses emigraron a otras provincias, mientras que entre la población extranjera lo hacía un 13,1% / Ambos entes presentaron un estudio sobre la situación de los trabajadores inmigrantes

FUENTE: El Correo de Burgos

En estas fechas es fácil toparse con muchos burgaleses que vuelven a casa para visitar a sus familias por Navidad. Algunos de ellos están realizando sus estudios universitarios en otras provincias del territorio nacional, otros tantos han tenido la suerte de encontrar un empleo y, otros tantos, se han lanzado a la aventura de buscarlo, ya sea en el territorio nacional o fuera de él. Talento local que en muchas ocasiones no volverá a pisar suelo burgalés, excepto en fechas señalas. Y eso es precisamente es lo que denunciaron ayer el Instituto Tecnológico de Castilla y León y la Confederación de Asociaciones empresariales de Burgos, FAE, en la presentación del estudio sobre la ‘Situación y caracterización de los trabajadores inmigrantes en Burgos en los años 2015 y 2016’.

José María Vela, director gerente del instituto, denunció el «importante aumento de emigración de la población burgalesa a otras provincias», que durante el año pasado alcanzó el 2,68%». Para evitar esta sangría poblacional Vela recordó que es fundamental que «seamos capaces de atraer empleo cualificado, talento y conocimiento que suba el nivel de capacitación de la sociedad» y esto está «estrechamente ligado a la capacidad que tengamos de crear empresas con contenido, tecnología y previsión de crecimiento».

Aunque puede no parecer una cifra excesivamente elevada, para el director del ITCL «es una gran pérdida en talento, en conocimiento y en recursos que la sociedad a dedicado en formar a personas que acaban emigrando» y es que «la gente se marcha simplemente por que aquí no encuentra oportunidades». Sin embargo, reconoció que la capacidad de atracción de la provincia es «muy alta», de hecho «muy superior a la media de la región».

El principal problema es que «hemos perdido muchos años» y aunque Burgos cuenta con una faceta «muy industrial», es necesario «atraer no solo a personas para cubrir puestos de trabajo en el sector servicios», como es el caso de la población inmigrante – el 52% trabaja en ese sector- o para ‘primeras operaciones’ en el sector industria, sino que «hay que atraer talento».

En este sentido, la secretaria de FAE, Emiliana Molero, recordaba que uno de los objetivos que FAE persigue con la Oficina de Captación de Inversiones se centra «en atraer nuevas empresas que generen contratación de calidad, manteniendo el talento de los universitarios burgaleses o de FP, pero también atraer a esos alumnos que se marcharon de Burgos a estudiar y a quienes debemos ser capaces de recuperar».

Para FAE e ITCL, la forma principal de conseguir ese talento reside en «ser muy activos» y en un trabajo común entre las instituciones y administraciones públicas, es decir «sumar voluntades» porque «nos estamos jugando el futuro». Un futuro que, para el director del instituto, «sigue estando en la actividad industrial».

Población inmigrante
Por su parte, el documento presentado ayer y que recoge la situación de los trabajadores inmigrantes pone de manifiesto esa irremediable pérdida de población, que se hace aún más severa en el caso del número de extranjeros, y es que, en 2015, un 13,1% de la población inmigrante que residía en Burgos, decidió emigrar a otra ciudad. «Queda claro que la migración es una variable importante en la economía provincial y regional, pero también tiene un impacto social y demográfico», explicó el director del ITCL.

Según el estudio, la procedencia de extranjeros que hay empadronados en Burgos y provincia en su mayoría llegan de la Unión Europea y precisamente el número de extranjeros afiliados en la Seguridad Social aumentó un 6,9% en la población extranjera, mientras que lo hizo en un 1% en la población española. «Este dato puede deberse en gran parte al régimen especial de empleados de hogar que facilitó la ley en 2012».

Respecto a la contratación de personas extranjeras, el informe recoge que fue ligeramente inferior en el 2016 respecto al año 2015, del 15,8%. Una cifra que supone que «estos ciudadanos han visto descender el volumen de sus contratos frente a un aumento de la contratación de trabajadores nacionales». En lo que no hay diferencia es en la modalidad del contrato y es que sigue predominando el componente temporal, «hasta en un 90% de los contratos a extranjeros». En cuanto a la distribución de dichos contratos en función del género, la mayoría de ellos, alrededor de un 60%, corresponden a varones.

Por sectores, la mayor contratación de la población inmigrante se realiza en el sector servicios, con un 52% del total, «el sector industrial ha aumentado ligeramente al igual que la construcción, mientras que el agrícola ha sufrido una pequeña pérdida». Así las cosas, de los 22.712 parados que la provincia burgalesa registró en el mes de septiembre de este año, un 12,7% son extranjeros, es decir, 2.889.