Fuente: Diario de Burgos. Guillermo Arce. Marzo 2023:
Celebramos el Año de la Inteligencia Artificial, de las famosas siglas IA, una revolución tecnológica en marcha que está llamada a cambiar la manera de producir, de trabajar y de vivir y cuya capacidad transformadora es extraordinaria, pese a que su implantación es reciente, apenas diez años. Cabe preguntarse cómo se prepara Burgos para el cambio, cómo lo afrontan sus empresas, sus centros de investigación, sus emprendedores y qué oportunidades de progreso y modernización brinda.
La IA, para entendernos, es una tecnología disruptiva que permite resolver todo tipo de problemas humanos de la forma más rápida y eficiente posible mediante un sistema computacional. Se materializa, básicamente, en sistemas informáticos dotados de un conocimiento, los famosos algoritmos, cuyas posibilidades de aplicación en todos los ámbitos imaginables (industrial, tecnológico, económico, militar, doméstico, personal…) son casi infinitas, hasta casi desdibujar -como ya empieza a ocurrir con herramientas como el ChatGPT- los límites entre la mente humana y la máquina.
Las empresas, también en Burgos, ya están inmersas en el desarrollo de proyectos con IA, sobre todo para anticiparse a su competencia y no quedarse cortadas en la carrera tecnológica iniciada. «Aplican los sistemas informáticos para mejorar sus análisis de predicciones, agilizar sus operaciones y personalizar sus servicios en función de la demanda y la experiencia de sus clientes, entre otros muchos campos», afirma José María Vela, director del Instituto Tecnológico de Castilla y León (ITCL), centro de referencia en este campo.
La IA se está haciendo presente, principalmente, en la automatización de los flujos de trabajo y en la ayuda a la toma de decisiones empresariales y de producción, todo ello basado en la recopilación y análisis digital de los miles de datos generados en el día a día de funcionamiento de la empresa, máquinas, personal y clientes…
También se emplea en el tratamiento avanzado de imágenes y en sistemas de aprendizaje automáticos, partiendo siempre de los datos. En cuarto lugar, se trabaja en la transformación del lenguaje hablado en formato legible para la máquina, un campo que abre múltiples soluciones para la industria.
Dicho esto, apenas estamos comenzando. Solo el 11,8% de las empresas españolas utilizan la IA, muy lejos de países punteros como Dinamarca (que alcanza el 24% de su tejido productivo), Portugal (17%), Países Bajos (15%) o Finlandia (13%).
El plan nacional prevé que, en 2025, dentro de dos años, el 25% de las empresas apliquen tecnologías de IA y Big Data (análisis de datos) en sus procesos, «algo que aún queda muy lejos del objetivo del Gobierno de España y mucho más del marcado por la UE, que quiere que el 75% de las empresas empleen estas tecnologías en 2030».
El Observatorio Nacional de tecnología y Sociedad (Ontsi), impulsado por el Ministerio de Asuntos Económicos y Transformación Digital, estima que hoy la IA está implantada en el 7,4% de las empresas de Castilla y León, porcentaje que eleva hasta un 10% en el caso de Burgos, dato más positivo, pero todavía muy alejado de lo que se ha alcanzado en Madrid (17%), Valencia o Aragón, comunidades competidoras a la hora de atraer industria y servicios avanzados.
¿Qué explicación tiene esta escasa presencia? «Estamos hablando de una tecnología muy relacionada con la ciencia del dato, donde los mayores usuarios son las TIC (las tecnológicas), los grupos de investigación y las empresas más intensivas en tecnología como las farmacéuticas o las energéticas», resume el director del ITCL.
La ciencia del dato es escasa en el tejido productivo de Burgos, cimentado desde hace décadas en el mix de la automoción y la agroindustria. Solo el 7% de las empresas de alimentación usan IA y 6,3% de las constructoras…
Nos ‘salva’ la logística, un sector clave en la industria local y que tiene en la geolocalización (en los dispositivos de localización de mercancías y transportes) y en el Big Data su futuro. De hecho, buena parte de los grandes almacenes en funcionamiento y los que se van a poner en marcha en un futuro próximo se gestionan con IA.
Muy lejos también estamos del uso de datos procedentes de las redes sociales, valiosos para el comercio, pero que solo un 3% de las empresas utilizan. El resto de la Unión Europea nos dobla.
Sensores.
La veterana industria manufacturera, mayoritaria en Burgos, no está adaptada a los tiempos de la IA. Solo puede generar datos mediante la utilización masiva de sensores inteligentes en todos sus procesos productivos analógicos, en todas sus máquinas y almacenes. Pues bien, solo el 2,3% de las empresas tienen sensórica instalada (digitalización básica) para uso en Big Data y el desarrollo de aplicaciones inteligentes. La competencia supera ampliamente.
«El problema de muchas empresas tradicionales es cómo coger los datos, lo que implica instalar sensores, conectar máquinas… Si hay datos, se pueden explotar, pero hay que identificar un mínimo necesario que permita resolver los problemas y eso solo lo pueden hacer expertos que conozcan los procesos industriales y las tecnologías».
«Queda claro que el peso en esta tecnología es muy pequeño aún y que por ello tenemos una oportunidad para crecer muy grande», reflexiona José María Vela, quien pone sus esperanzas en la buena posición de España en investigación de la IA, «aunque el trabajo más urgente es acercar esa tecnología a las empresas y comunicar muy bien sus beneficios».
El ITCL y la UBU han dado un paso recientemente con la puesta en marcha de una cátedra conjunta de IA, lo que impulsará la cantera de profesionales en este campo.
Investigación.
Desde hace diez años, en pleno polígono de Villalonquéjar, el ITCL trabaja en procesos de IA para la resolución de todo tipo de problemas y en todos los sectores. «Nosotros fuimos pioneros en el desarrollo de arquitecturas en Big Data, que permiten acelerar la velocidad de cálculo de los algoritmos y agilizar la resolución de los problemas, generando soluciones en el tiempo que, a su vez, se multiplican a largo plazo», explica Javier Sedano, director de I+D del ITCL. Es una tecnología cuyos orígenes se remontan a los años 60, pero que ha explotado con el desarrollo de los sistemas informáticos en todos los ámbitos.
El ITCL diseña sus propios algoritmos para arquitecturas Big Data «para analizar rápidamente un conjunto de datos lo suficientemente grande y sacar conclusiones de estos procesos y tomar decisiones de todo tipo, desde la compra de materias primas, el uso de la energía, la mejora de la eficiencia de una línea de producción…».
«Diagnosticamos a la empresa sobre un problema que tiene y le ayudamos a resolverlo de la forma más eficiente, lo que lleva en algunos casos a digitalizar todos los procesos antes de diseñar el algoritmo que resuelva el problema».
Un algoritmo, visualiza Javier Sedano, puede resolver un Tetris (el videojuego de lógica con piezas que caen y se acoplan) de forma instantánea, con el consiguiente ahorro de tiempos, esfuerzos, costes y personal. Imagínese el ‘tetris’ de una gran plataforma logística…
Ciudadano
Pero no hay que ir muy lejos para ver los beneficios y los problemas que genera la IA. «Nuestro teléfono móvil es un foco de información terrible. Cada clic activa un rastreo que etiqueta nuestros comportamientos y personaliza la información que nos hacen llegar, desde estados de opinión hasta ofertas de moda y una gran cantidad de servicios. Alguien aplica IA en nuestro bolsillo», explica Javier Sedano. «Somos generadores de datos, que nos identifican desde nuestro anonimato. La IA abre un mundo muy complicado que es necesario vigilar».
Aplicaciones muy usadas como Whatsapp, Instagram, Facebook o Tik Tok, entre otras muchas, utilizan de dos formas la IA: «En su beneficio (creando algoritmos que hacen su uso más adictivo y más generador de publicidad) y dando mejores funcionalidades, como la traducción simultánea de idiomas o funcionalidades que resumen y estructuran los temas abordados en una conversación», explica Javier López.
¿Qué se está haciendo en IA?
– Proyecto de búsqueda de la eficiencia en los tratamientos oncológicos en función del trabajo de los médicos, las máquinas, los laboratorios y, muy especialmente, de las necesidades de cada paciente. El ITCL trabaja para que los sistemas que ayudan a las personas estén funcionando de forma eficiente 24 horas/7 días de la semana».
– La IA guía máquinas y robots con todo tipo de aplicaciones dentro del espacio de las principales plantas industriales de la ciudad y conviviendo con el trabajo de los operarios.
– Los patronos de Polo Positivo (Antolin, Gonvarri, Aciturri y Calidad Pascual) han desarrollado pruebas de concepto y ya aplican en sus procesos modelos de mantenimiento predictivo de maquinaria.
– Las grandes superficies de alimentación, bricolaje y mueble usan algoritmos para maximizar sus ventas y lograr la máxima exactitud en los precios, de acuerdo a los costes cambiantes de las materias primas. La IA predice los precios del momento y sus tendencias para aplicar tanto en compra como en venta.