¿A qué empresa de la zona podría recurrir para sustituir las ventanas de mi vivienda? ¿O para anular un peldaño en casa que me dificulta la movilidad? ¿Y si se me estropea un electrodoméstico? ¿Hay algún establecimiento que me acerque los menús de esta semana porque yo no puedo cocinar? Éstas son solo algunas de las preguntas que le pueden surgir a un ciudadano en su día a día pero, cuando se trata de personas mayores que residen en un entorno rural, encontrar una respuesta rápida puede resultar complicado, porque un buscador genérico no criba los servicios de proximidad.

Por eso, con el objetivo de facilitar un abanico de productos y servicios destinados a solventar necesidades cotidianas o a solucionar problemas puntuales, un consorcio de entidades se ha lanzado al desarrollo de una plataforma digital para acceder, de forma sencilla e intuitiva, a una especie de ‘guía’ de negocios a la que acceder a golpe de clic dentro de una determinada área geográfica.

Proyecto ARADOS

Se trata de un proyecto piloto, denominado ‘Arados’, que acaba de iniciarse en el Valle del Esgueva y que estará operativo esta misma primavera, con la intención de que pueda extenderse después a cualquier otra zona rural de la provincia vallisoletana, de la comunidad autónoma o del país, interesada en facilitar los servicios a sus vecinos a través de una aplicación digital.

 

«El objetivo es poner en contacto directo a proveedores de productos y servicios con los usuarios que lo necesiten», explicó la investigadora de la Fundación General de Universidad de Valladolid (FUNGE), Sara González, sobre el propósito de este proyecto en el que también participan los clúster de soluciones innovadoras  Aeice y Sivi, el Instituto Tecnológico de Castilla y León, la empresa Cotesa (dedicada a la gestión territorial mediante tecnologías de la información asociadas a la posición) y el Instituto de la Construcción de Castilla y León.

Los primeros pasos ya se han dado y se han centrado en la recopilación de información de los habitantes de la veintena de enclaves que forman parte de la mancomunidad, en aras de tener claro las prestaciones en las que están interesados. Así, se han puesto en contacto con los ayuntamientos para que informen a sus vecinos sobre la disponibilidad de unas encuestas on-line y les han acercado también formularios que se pueden rellenar en papel.

 Análisis previo

Se trata de hacer un diagnóstico previo sobre las actividades de la población, desde las básicas como la alimentación, el aseo personal, la limpieza del hogar o sobre el grado de habitabilidad de su residencia, hasta las relacionadas con sus intereses culturales o el tiempo de ocio, para tener claro las demandas y posibilitar así un catálogo de ofertas adaptado a sus requerimientos. «La idea es tener una organización para después saber de forma fácil quién puede dar respuesta a esas necesidades», aclaró González.

Esa labor de recabar inquietudes no ha estado dirigida exclusivamente a título particular a los vecinos del Valle Esgueva –una comarca seleccionada por tratarse de una zona dispersa, con muchas pequeñas localidades y un censo, en general, de edad avanzada, explicó la representante de la iniciativa–, sino también a sus cuidadores (familiares o profesionales) y a los organismos que presten servicios sociales. Cuanta más participación, más sólida será la base de datos.

Y es que, conscientes de que las personas de mayor edad, que son el principal público objetivo de este proyecto cofinanciado por el Ministerio de Industria, Comercio y Turismo, pueden no estar demasiado familiarizadas con el uso de dispositivos digitales o con los formularios rellenables, los impulsores de esta red para el intercambio de servicios han solicitado también la participación de entidades sociales para ayudarles en la recopilación de los datos que les sirvan de base en el desarrollo de la app de descarga gratuita.

Y la Diputación de Valladolid también se ha prestado a colaborar, según confirmó el diputado de Servicios Sociales, David Esteban, quien consideró que se trata de una «interesante» iniciativa, convertida en «punto de encuentro entre demandantes y proveedores». Además de ofrecer su ayuda «poniendo encima de la mesa toda la oferta que planteamos», han solicitado «participar activamente del resultado» porque «todas esas conclusiones» les pueden «venir bien».

Empresas de servicios

En paralelo, los impulsores de ‘Arados’ han estado inmersos en la tarea de recogida de información de empresas que ya prestan, o podrían estar interesadas en prestar sus servicio en dicha área geográfica. En este caso, también mediante encuestas y haciendo un rastreo más directo para explicarles de primera mano en qué consiste la idea y cómo les puede beneficiar su adhesión.

Especialistas en arreglos de electrodomésticos, empresas de reformas, servicios técnicos de compañías, vendedores de muebles, ortopedias, personal de limpieza del hogar o comida a domicilio son otros de los múltiples ejemplos que abarca la propuesta.
También opciones de transporte, gestión de finanzas, actividades de la vida comunitaria… Un amplio espectro metido en una misma aplicación digital, que se caracterizará por su «interfaz amigable» y en la que el acceso resultará «sencillo e intuitivo», añadió la investigadora de la UVA asociada al departamento de Arquitectura.

Al igual que ocurre en esta primera fase de recogida de necesidades, los impulsores son conscientes de que las personas mayores pueden tener dificultades en el acceso una vez esté operativa, pero confían en la «solidaridad intergeneracional» para que tenga un uso efectivo. «Probablemente haya usuarios que no lleguen a manejar la plataforma pero los ayuntamientos con los que hemos hablado nos han dicho que en los pueblos todos se conocen y si hay alguien que no sabe acceder, porque igual ni siquiera tiene un dispositivo digital, puede recurrir a alguien que le ayude», sostuvo González.

Es decir, la idea es que si una persona no puede acceder de forma directa, bien porque no tiene un ordenador, una tablet o un smartphone, o bien porque no conoce su manejo, pueda solicitar la ayuda a un vecino, a algún empleado municipal o al personal que trabaja en los Centros de Acción Social (CEAS) para tener el ‘listín’ en su mano.

En él, podrá encontrar también una «aproximación presupuestaria» del producto o servicio que necesite, aunque la investigadora de la UVA aclaró que la plataforma sólo incluirá los precios como referencia, pero la cuantía final deberá determinarse entre usuarios y proveedores.

El colofón de este recurso será habilitar una ‘pestaña’ relacionada con el concepto del banco del tiempo donde los usuarios puedan inscribirse para favorecer el intercambio de ayuda. Es decir, un trueque entre personas sin que exista dinero de por medio. Un ‘yo te limpio la casa y tú me enseñas a hacer ganchillo’, por ejemplo.

Todo está pensado y listo para que «en abril o mayo» la aplicación esté disponible en el store de los dispositivos digitales. Los tiempos  van deprisa. Hasta mediados de este mes de febrero las labores se han centrado en la recopilación de las necesidades de los usuarios, bien a través de los propios habitantes o bien recurriendo a trabajadores sociales y cuidadores, y en el contacto con empresas de la zona para que se adhieran al proyecto.

Una vez finalizada esta etapa de prediagnóstico, los impulsores de ‘Arados’ analizarán, por una parte, todos los datos recogidos para confeccionar esa cartera de negocios y, por otra, comenzarán a desarrollar la apariencia de la aplicación, bajo las premisa de que su manejo tiene que ser sencillo y de que su aspecto debe ser intuitivo y adaptado a las personas mayores, con letras grandes, símbolos e iconos.

Así, a finales de primavera confían en lanzarlo a la población y durante los siguientes meses analizarán su funcionamiento con la intención de que la propuesta se pueda exportar a otras zonas rurales. En este caso, habría que desarrollar aplicaciones específicas para cada territorio, puesto que la idea es que ofrezca servicios de proximidad.

A la espera de su puesta en marcha, algunos ayuntamientos ya vaticinan que su uso será más directo en edades no demasiado avanzadas, mientras los más mayores seguirán recurriendo a los CEAS, por lo que se convertirá en una herramienta útil para los trabajadores sociales. En todo caso, según ensalzó el concejal de Bienestar Social de Renedo, César García, «todo lo que sea trabajar por las zonas rurales, es positivo».

El presidente de la mancomunidad Valle del Esgueva y alcalde de Castronuevo, Fernando Monge, confirmó que reenviaron toda la información a los regidores de la zona para que dieran a conocer el proyecto entre sus vecinos y tuviera la difusión necesaria. Y espera que su impulso venga acompañado de mejoras en la conectividad de la comarca.