Fuente: Innovadores, 17 septiembre 2019
El 4.0 llega a las churrerías
Industrias JL Blanco desarrolla nuevos prototipos con tecnología de inducción. ITCL ha colaborado en el proyecto INDUCFREIR financiado por ICE-JCyL
La optimización de recursos técnicos y energéticos es uno de los grandes caballos de batalla de las empresas, sean del sector que sean. Con ello se mejora el rendimiento y, por supuesto, favorece el ahorro en los todos sus procesos, pero para ello hay que encontrar metodologías que lo favorezcan. Dar una respuesta adecuada y pensada específicamente para cada empresa en este es precisamente uno de los grandes objetivos del Instituto Tecnológico de Castilla y León.
Así el ITCL ha desarrollado el primer prototipo de freidora industrial de alta potencia basada en una nueva tecnología de inducción, con la que se pretende reducir el consumo energético hasta un 40% respecto a las freidoras eléctricas que se utilizan habitualmente de 10Kw. Eso sí, sin perder prestaciones respecto a éstas. De esta manera, se consigue una alternativa más segura a las tecnologías de calentamiento por gas ya existentes, además de reducir los costes de mantenimiento o de recambio de piezas frente a las habituales freidoras que funcionan con gas o electricidad.
Esta novedosa metodología es el resultado de la colaboración entre el ITCL e Industrias José Luis Blanco, esta última dedicada a la fabricación de maquinaria específica para churrerías y que en 2019 ha sido galardonada con el Premio Nacional a la Pyme del año por su apuesta constante por la innovación y la digitalización. Como explica Belén Blanco, gerente de Industrias Blanco, con este prototipo se busca ‘modernizar al sector de churrería incorporando una tecnología que ya está presente en otros sectores y mejorar principalmente la eficiencia energética, además de ganar en rapidez, capacidad de respuesta y facilidad de limpieza’.
El desarrollo finalizó en junio de 2019 y ahora está en una fase de justificación en la que se está comprobando su funcionamiento y si cumple con las premisas propuestas en el proyecto. De esta manera, se quiere seguir trabajando y mejorando la nueva maquinaria para así adaptarla a las exigencias del mercado. De esta manera, este primer prototipo va a validar la tecnología utilizada para poder aplicarla al desarrollo de una familia de freidoras de inducción de distinta capacidad y potencias.
Estéticamente estas nuevas freidoras no son muy diferentes a las ya existentes en el mercado. Se compondrá de una cuba especialmente desarrollada sobre material ferromagnético que permita un máximo rendimiento de la tecnología de inducción. La gran diferencia viene en el diseño de la electrónica tanto en la etapa de potencia como en la de control, que será un desarrollo propio, de la misma manera que el inductor encargado de generar el campo electromagnético en la cuba. Además, en un futuro se podría dar un paso más utilizando herramientas 4.0, como pueden ser la tecnología Bluetooth que permita ‘la interacción en futuras evoluciones de producto’, como explican desde el ITCL. Aunque esto sería una realidad a largo plazo.
La utilización de estas tecnologías, menos contaminantes y más efectivas, supone, además, una reducción en los costes en las materias primas y la elaboración de productos. Según sus diseñadores, una freidora comercial convencional utiliza «más de 18.000 kW/h de energía al año que puede suponer un coste anual de electricidad de unos 1.900 euros. Por lo tanto, freidoras con ahorro energético tendrán tiempos de cocción más cortos, tiempos de recuperación más rápidos y una producción más alta por el uso de intercambiadores de calor y quemadores avanzados».
De esta manera se consigue una «mayor eficiencia de la tecnología de inducción respecto a la tecnología resistiva convencional, lo que se traduce en menor consumo eléctrico y un mayor ahorro de costes». Además, supone una reducción en las materias primas, ya que el sector al que va dirigido utiliza grandes cantidades de aceite. «Con el sistema actual de freidoras eléctricas por resistencia, de todo el aceite que se calienta, sólo es útil un 75% debido al espacio muerto que existe entre la rejilla de separación de la resistencia y la resistencia. Se pretende reducir este espacio muerto al mínimo de forma que la cantidad de aceite útil aumente con un ahorro considerable».
Otra de las ventajas que ofrece este nuevo modelo es su facilidad de instalación respecto a la tecnología de calentamiento de gas porque no necesita una instalación especial. Una toma de corriente eléctrica es lo único que se necesita para poner en marcha la freidora lo que favorece una inversión mínima en la potencia de la instalación eléctrica. A todo esto, hay que sumar la seguridad de los operarios encargados de su funcionamiento, ya que no funciona por combustión, como sí hacen las instalaciones de gas. Esto también favorece un menor grado de contaminación al generar menos CO2.
Esta nueva maquinaria se convierte en una alternativa a los actuales productos basados en tecnologías como el calentamiento resistivo y la combustión de gas. Así la inducción se convierte en una opción eficiente, segura y de fácil instalación.
Esta tecnología, en principio está dirigida a un nicho de mercado muy determinado que es el de la churrería y la elaboración de masas fritas y, en menor medida, la pastelería, como explica Belén Blanco. También se podría introducir en todas aquellas empresas que quieran emplear la inducción para sustituir al gas o a la electricidad, lo que facilitará un abanico más amplio de productos y servicios para la hostelería y la restauración.