El proyecto para pacientes con Ictus, del HUBU y el ITCL, tiene continuidad este año con el uso de la misma tecnología para desarrollar el movimiento de abrir y cerrar la mano
Fuente: El Correo de Burgos
«Cada vez que sonaba me daba una alegría, pensaba que había perdido por completo el brazo, pero no era así, se movía y el pitido que a mi familia le parecía ya atronador, me ayudaba a recordarlo». Habla así una mujer a la que un ictus le dejó paralizada la parte izquierda de su cuerpo hace siete años.
Participó en el proyecto del pulseras electrónicas con usos sanitarios que llevaron a cabo el Instituto Tecnológico de Castilla y León (ITCL) y el servicio de Neurología del Hospital Universitario de Burgos (HUBU). El año pasado el objetivo era mejorar el movimiento de los brazos en tareas bimanuales. La experiencia continua y se busca mejorar la capacidad de abrir y cerrar la mano.
En ambos casos los pacientes tienen el mismo mal. La hemi-inatención tras un ictus. Se trata de personas que han pasado un accidente cerebrovascular en el que han perdido la conectividad de parte de su mente lo que impide mover partes del cuerpo, genera pérdida de memoria o incapacidad para hablar. Cuando se recuperan el cerebro se ‘olvida’ de determinadas partes del cuerpo que, tras un estudio médico, se determina que tienen movilidad. «Estas pulseras produciendo una luz, un sonido o una vibración, les recuerda que tienen el brazo cuando están haciendo tareas bimanuales», señala el responsable de Neurología del HUBU, José María Trejo.
El sistema y el proyecto está dirigido por el Dr. Javier Sedano, investigador principal del grupo de investigación Electrónica Aplicada e Inteligencia Artificial del ITCL, que explica que este dispositivo «está basado en acelerómetros inerciales triaxiales, que pueden incorporar modelos de reconocimiento de patrones, para el aprendizaje de la actividad, y que permita confirmar o descartar la eficacia de este tipo de rehabilitación asistida», señala. Para el Dr. Trejo es un avance necesario. «En estos casos en los que los enfermos quedan, desgraciadamente, con secuelas bastante serias la tecnología es necesaria».
El resultado del primer estudio demostró que el brazo existía. Se realizó el seguimiento durante un mes con un entrenamiento intensivo con los pacientes durante una semana. «Globalmente parece que las pulseras funcionan pero siempre que la lleven puesta, una vez sin ellas no se mantienen los efectos», concluye Trejo.
El éxito de esta primera toma de contacto ha permitido que el HUBU y el ITCL sigan trabajando de forma conjunta en esta línea. El paso en el que se encuentran ahora es el de mejorar la capacidad de abrir la mano en los ictus donde ha quedado paralizada y cerrada. El proyecto está apoyado por la Gerencia Regional de Salud y, como el anterior, por la Fundación Burgos por la Investigación de la Salud.
El objetivo principal del proyecto será un incremento en la separación máxima del primer y segundo dedo en el área de tratamiento y aumento de la velocidad de apertura y cierre de la pinza formada por ambos dedos. El incremento de la velocidad de apertura y cierre de la pinza formada por el primero y segundo dedo. Como objetivos secundarios se plantean un incremento de funcionalidad de la mano, un incremento de su movimiento que se medirá a través de la escala Fugl-Meyer, la mejoría subjetiva y la comodidad del dispositivo.