Logra que la bacteria ‘Streptomyces tsukubaensis’ aumente su producción de tacrolimus, del que se obtienen antibióticos y antitumorales
Fuente: EuropaPress
Un proyecto coordinado por el Instituto Tecnológico de Castilla y León (ITCL) y en el que participa el laboratorio Inbiotec, asentado en el Parque Científico de León, persigue el abaratamiento de algunos medicamentos gracias al tratamiento genético de las bacterias de las que se extraen sus principales componentes.
Un proyecto coordinado por CyL trata genes de bacterias de las que se extraen medicamentos para abaratar su coste. En concreto, el proyecto Biopac, en el que también han participado las universidades de Oviedo y Salamanca con el trabajo respectivo de los doctores José Ramón villar y Emilio Corchado, ha conseguido que la bacteria Streptomyces tsukubaensis aumente su producción de tracrolimus, un componente empleado en la elaboración de antibióticos y antitumorales.
Según ha explicado el coordinador del proyecto, el doctor Javier Sedano, del ITCL, se trata de un proceso «similar al engorde de un pato para la obtención de paté». Así, de la misma manera que este proceso permite que a los ánades les aumente el tamaño de su hígado, el tratamiento de determinados genes de la citada bacteria favorece el incremento de su producción de tacrolimus, lo que abarataría su coste y podría derivar en un descenso también del precio de los medicamentos posteriores.
El proyecto, ya terminado, se encuentra actualmente en fase de revisión y mejora del estudio, tras lo que se publicarán en tres cabeceras científicas de «alto impacto», según ha confirmado Sedano en declaraciones a Europa Press.
Este estudio multidisciplinar ha constado de dos fases, la primera de las cuales se ha basado en el cultivo de cepas de esta bacteria, mientras que la segunda ha tenido por objeto el análisis y tratamiento de los datos, de cara a buscar los «mejores genes» y conocer «cómo clasificarlos y asociarlos a una salida» para lograr el resultado óptimo.
Proyecto «muy ambicioso»
En el proyecto, «muy ambicioso», se han estudiado 8.848 genes y se ha extraído una docena de muestras a lo largo de la vida de la bacteria, para analizar las variaciones que éstos sufren a lo largo del tiempo, y varias réplicas biológicas, lo que ha arrojado una cantidad «ingente» de datos.
Con todos ellos, se ha tomado la colección de genes «más importantes»; es decir, que «más afectan» a la producción de tacrolimus, para lo cual se han configurado chips de ADN o microarrays con los que se obtienen valores de expresión con los que luego se trabaja.
Así se determinan «perfiles de expresión» de genes que se comportan de la misma manera dentro de un grupo, a fin de aislar los grupos que se comportan de una forma similar y que, en este caso, hagan crecer el tacrolimus.
Una vez llegado a este punto, el siguiente paso en la investigación fue buscar el grupo «que más afecta a la producción», al que se sometió a distintos procesos como radiaciones UVA y cambios de temperatura o biológicos para analizar su impacto y concretar con cuál de ellos se amplía la generación del producto por parte de estas bacterias.
Como ha reiterado Sedano, el objetivo final de todo esto es «abaratar la fabricación de antibióticos o antitumorales», ya que el estudio, limitado a la bacteria Streptomyces tsukubaensis, podría ser «reutilizable» para otras bacterias. No obstante, por el momento no se ha cuantificado el ahorro que podría suponer, ya que no se disponen de los datos suficientes.
El proyecto, dirigido por el doctor Sedano, ha contado con la subdirección del doctor Carlos Prieto por parte de Inbiotec, y la participaciones de la doctora Camelia Chira y la tecnóloga Mónica Cámara por parte del ITCL, financiado por la agencia de inversiones ADE de la Junta de Castilla y León y del Fondo Europeo de Desarrollo Regional (Feder).